La devoción al Inmaculado Corazón de María, junto con la del
Sagrado Corazón de Jesús, fue promovida por San Juan Eudes en el siglo 17. En
1944, el Papa Pío extendió esta devoción a toda la Iglesia fijando la
celebración del Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto, ocho días después
de la Asunción.
La fiesta del Inmaculado Corazón de María sigue a la del
Sagrado Corazón de Jesús. El corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la
persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es
para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: “María conservaba
estas cosas en su corazón”
El corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del
Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que
tuvieron lugar en la noche de Belén, o la adoración de los pastores ante el
pesebre, y la presencia, un poco más tarde, de los Magos con sus dones,... y la
profecía del anciano Simeón, y las preocupaciones del viaje a Egipto.
Más tarde, el corazón de María sufrió por la pérdida de
Jesús en Jerusalén a los doce años de edad, según lo relata San Lucas en el
evangelio de hoy. Pero María conservaba todas estas cosas en el corazón....
Jamás olvidaría los acontecimientos que rodearon a la muerte
de su Hijo en la Cruz, ni las palabras que le oyó decir: “Mujer, he ahí a tu
hijo”. Y al mirar a Juan ella nos vio a todos nosotros. Vio a todos los
hombres. Desde aquel momento nos amó con su Corazón de madre, con el mismo
Corazón que amó a Jesús.
La devoción al Corazón de María no es una devoción más. Nos
lleva a aprender a tratar a nuestra Madre con más confianza, con la sencillez
de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no sólo se
dirigen a ellas cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los
pequeños apuros que le salen al paso. Las madres les ayudan a resolver los problemas
más insignificantes. Y ellas – las madres – lo han aprendido de nuestra Madre
del Cielo.
Hoy queremos encontrarnos con María, con nuestra madre. Si
recurrimos confiados a ella, ella nos va a decir qué debemos hacer y sentiremos
su amor por nosotros. Ese mismo amor que Jesús tiene por cada uno de nosotros.
y ella nos dirá que nos quiere, que nos quiere con toda su alma.
Pidamos a Dios que preparó en el Corazón de María, una
morada digna al Espíritu Santo, que haga que nosotros, por intercesión de la Santísima
Virgen lleguemos a ser templos dignos de su gloria.
Bibliografia
"Inmaculado Corazón de Maria"
15 Mayo 2012
Daniela Mar del Hierro
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